"Reviews" de la Zay

-"Atrevida,inédita, trotamundos,hedonista e
inconforme" -Valeria Piña alias (La compañera de viajes y de pobreza de la Zay en Europa).

-"Chiquita e impulsiva- Jorge L. Suárez alias (El Prodigioso).

- "Hardcorosamente jocosa y espontánea" - Pedro Antonio Colón alias (La Bestia).


-Zayra, Zay, Zayflo: mujer pueblerina y de cabellos con colores excéntricos (puede que esto haya cambiado ya) que grita, a veces silenciosamente, por lo que quiere. Lo mejor de todo, es que logra su cometido. ¿Dónde están las otras Zay por favor?"- Giselle Avilés Maldonado alias (La Gi Trotamundos).


viernes, 17 de septiembre de 2010

Una cita con la migra

Debo admitir que eso era ya casi una profecía. Se sabía que pasaría, pero así como el juicio final se desconocía la hora y la fecha indicada. Muy bien lo decía La Negra, era sólo cuestión de tiempo que me tocara enfrentarme a “la migra”. 
                La fecha llegó y mis días en la supuesta Madre Patria (o como con cariño le llamamos aquellos que hemos sido colonizados “sendos Hijos de PuT$%^&*”), llegaba a un final cercano. Por obvias razones tenía que renovar mi estado de “alien” para ver si por una buena vez acabo de parir el conocimiento faltante para producir mi tesis. Así que documentos en mano, agua, comida y una ofrenda a la Virgencita me fui a extranjería para ver si de una vez me renovaban mi tarjetita. 
                Si ya de por sí los españoles se dan un puesto en la mayoría de las cosas, no dudemos de sus habilidades  en las cuestiones de extranjeros. El talento de la lentitud estaba glorificado a la décima potencia. Había madrugado lo suficiente para llegar hacer un turno decente, pero el oficial que “amablemente” me amenazó con que me sacaba si no volvía a las 12, me hizo el favor que me tocara el turno 409. Yo que no cabía de la alegría por dicho favor humanitario, no me quedó de otra que ponerme a observar a los chinos, musulmanes, latinoamericanos y algún “yankee” disfrazado como yo, según luego me apoderarían los funcionarios españoles.
                Si algo había en ese sitio por supuesto eran chinos. Todos con el mismo rostro, esperanzados en tener una vida mejor. Por desgracia aparentemente los españoles no son muy amables con los chinos, y por la menor provocación, o la pregunta incorrecta eran  llevados a un cuarto oscuro para su desgracia o en el mejor de los casos insultados por su nacionalidad. Los musulmanes tampoco corrían mejor suerte, y estos eran tratados con muy poca simpatía. Recuerdo a una mujer joven que pasó por medio del pasillo e insultó a todos aquellos que estaban en su paso, diciéndole que ahora estaban en su país y que tenían que obedecerla.
                Hastiada de tanta xenofobia y de escribir mil cosas para evitar llenarme de coraje, me tocó mi turno. “ Con que Yankee” dijo el guardia que me había prohibido el paso. “De haberlo sabido te hubiera dejado entrar” resaltó. “Lamentablemente si hubieras llegado más temprano te hubiéramos atendido, ahora tienes que esperar de tres a cuatro semanas” sentenció. Y así con mi hígado envenado de tanto coraje y la bilis a punto de reventar me marché con una sonrisa fingida como los otros emigrantes, que se han tenido que callar su orgullo por lograr sus objetivos.

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