"Reviews" de la Zay

-"Atrevida,inédita, trotamundos,hedonista e
inconforme" -Valeria Piña alias (La compañera de viajes y de pobreza de la Zay en Europa).

-"Chiquita e impulsiva- Jorge L. Suárez alias (El Prodigioso).

- "Hardcorosamente jocosa y espontánea" - Pedro Antonio Colón alias (La Bestia).


-Zayra, Zay, Zayflo: mujer pueblerina y de cabellos con colores excéntricos (puede que esto haya cambiado ya) que grita, a veces silenciosamente, por lo que quiere. Lo mejor de todo, es que logra su cometido. ¿Dónde están las otras Zay por favor?"- Giselle Avilés Maldonado alias (La Gi Trotamundos).


domingo, 3 de octubre de 2010

Buscando esa estrella

Salí corriendo a mi balcón con la esperanza de gritar o llorar, sentir o maldecir. No sabía lo que buscaba, aunque ciertamente si lo había debía ser una estrella que contestara todas mis dudas en aquel cielo gris en la oscuridad de la noche.
                El pelear con el destino me hace mal, me desconcierta, me pone de unas malas pulgas que me vuelve irritable e insoportable.  Aunque admito que lo de insoportable es ya casi parte de mi personalidad. Aun así  le pedía a Dios que me regalará una estrella aunque fuera diminuta, como símbolo y esperanza que aun tú seguías pensando en mí. 
Te llamo y te encuentro, te pierdo y me llegas en los sueños, eres ese fantasma que vives y a su vez desaparece, que vive rondando mis pensamientos como mi corazón.  ¿Acaso te he podido odiar?... No, absolutamente no puedo.  Me molesta saber que te pienso, que vivo nombrando tu nombre en silencio, que los recuerdos  de aquellos días no se borran de mi pensamiento. Vuelvo y grito hacia el mundo, hacia mi corazón…  hacia tu alma.  Pido con clemencia esa estrella, una esperanza, sólo eso, es mi única contestación a aquellas preguntas jamás realizadas.  Miro hacia arriba no hay nada.  Me vuelco nuevamente en mi dolor y en mi pasado.
¿Donde andarás?  ¿Escucharas mis pensamientos en tu piel?  ¿Recordaras mis besos como cascada fría? Vuelvo a observar, todavía nada. 
Casi rendida, por el frío que me carcomía los huesos cada vez más frágiles por los años de vida, miro sin fe  a un cielo negro que había sido arropado por la sabana gris de las nubes.  Miro, mientras me resignaba a cerrar para siempre la puerta de aquel balcón que guardaba las esperanzas. Entonces veo aquella cosa brillante pero diminuta.
 Me habías contestado.